domingo, 9 de marzo de 2014

“El cacique del brugal”: DO Vega Baja

Bochorno es lo que se vivió esta semana en los saturados juzgados de Orihuela, ante la no comparecencia de uno de los principales imputados, no sólo no acudió, sino que además se le declaró en paradero desconocido. Esto no es sólo un contratiempo para que la justicia pueda avanzar, sino otra función más dentro del circo mediático al cual estos impresentables nos tienen acostumbrados.
Ahora, habrá que buscar nueva fecha, cada día que pasa estas personas siguen disfrutando de una libertad que a muchos otros robaron, no una libertad en lo más estricto de la palabra, pero si la libertad a vivir en un medio ambiente saludable, la cual me parece un derecho fundamental que a much@s han arrebatado.
No es sólo el presunto delito fiscal del que se les acusa, no es sólo el presuntamente robar dinero a la hacienda pública con el consentimiento de gobiernos locales, no es sólo el control caciquil que han ejercido sobre sus dominios, lo principal es que el señor cacique ha dejado una herida mortal en La Murada por la que sangrarán numerosas generaciones.
Por allá por la década del 2000, solía decirse que si querías trabajar debías hablar con el señor cacique o con sus hijos. Ellos daban trabajo, ellos eran los poderosos a los que adorar. Cual mafia, esos trabajos no eran del todo legales, y no estaban exentos de favores, antes o después se cobraba el favor que te había hecho. Conozco al menos a dos personas que han trabajado en “Pudreambiente” y terminaron renunciando, según el testimonio de uno de ellos:
“Lanzaban piedras contra mi cochera, más de una vez vi al mismo coche en el colegio en el que recogía a mis hijos”
A partir de ese momento muchos “Gestores de Residuos” se cuidaron de dar trabajo a los vecinos del pueblo que padecía su negligencia. Cuando ves que tu trabajo puede afectar a la salud de tus hijos te replanteas qué puede ser más importante. Así pudo pasar en La Murada, donde una negligente empresa acabó con su patrimonio natural y agrícola, y hasta con el aire que respiraban.
Al principio se vendió como puestos de trabajo, como una oportunidad, quien iba a dudar de una empresa que predicaba limpieza. A los agricultores que apenas sacaban nada con sus cosechas, se les presentaba la oportunidad de enterrar “Compost” en sus huertos. Al comienzo, quizás todo el pueblo parecía augurar un futuro prospero a causa de los vertidos, pero la mierda fue saliendo literalmente y a fecha de hoy avanza imparable contaminando tierras y acuíferos.
Otros se opusieron desde el comienzo y aún siguen haciéndolo con todas sus fuerzas, una batalla dura y en inferioridad de condiciones (“€”) que aún mantienen viva a fecha de hoy.
Por otro lado, es conocida la trayectoria de uno de aquellos lideres que enarbolaron la bandera de la lucha vecinal, para terminar pasándose a las filas del cacique, llegando incluso a ocupar una concejalía para desde ahí poder prestar sus servicios al “señor de las basuras”, estando imputado también en esta causa por presuntos delitos fiscales.
En algunos círculos era peligroso incluso mencionar al cacique. La gente de verdad tenía miedo, quizás aún esperaban en plena crisis que el padrino les diese parte del pastel. Puedo asegurar que muchos se asustaban al oír su nombre, yo era tan joven que no comprendía por qué. La justicia trata de demostrar en estos momentos, el como el dinero que se movía desde la ilegalidad y la falta de ética, atentando incluso contra los derechos humanos, contando por supuesto con la mercenaria colaboración de los políticos.
Sin duda el cacique era un titiritero, un hombre que se enriqueció sabiendo mover hilos y comprar voluntades, los maletines corrieron durante años por la comarca más meridional de la comunidad valenciana. Quizás, si la justicia es capaz de realizar su tarea, sepamos algún día los pormenores de lo ocurrido en este grave y tan vergonzoso asunto que durante tantos años ha sido el gran secreto a voces en nuestra comarca.
Estaba claro, el cacique no podía moverse sin permiso de los poderosos, los mismos que allá por el 2002 crearon el actual plan zonal que ha terminado llevándonos a la actual problemática de las dos adjudicaciones que han traído de cabeza a las poblaciones de Torremendo, Albatera, Granja y Cox.
Por desgracia la cicatriz en La Murada se ve y se verá en su paisaje en el transcurrir de los años. Es perfectamente comprensible que muchos de sus vecinos no perdonen que se haya condenado el futuro de su pueblo, pues siendo sinceros el IDH va cayendo progresivamente. Durante años los camiones llegaron desde numerosas capitales españolas y extranjeras, material biológico, volátiles y un largo etc altamente peligroso… No podemos olvidar y no debemos permitir que Albatera y sus localidades vecinas sufran la misma suerte con este nuevo proyecto.

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