Bochorno es lo que se
vivió esta semana en los saturados juzgados de Orihuela, ante la no
comparecencia de uno de los principales imputados, no sólo no
acudió, sino que además se le declaró en paradero desconocido.
Esto no es sólo un contratiempo para que la justicia pueda avanzar,
sino otra función más dentro del circo mediático al cual estos
impresentables nos tienen acostumbrados.
Ahora, habrá que
buscar nueva fecha, cada día que pasa estas personas siguen
disfrutando de una libertad que a muchos otros robaron, no una
libertad en lo más estricto de la palabra, pero si la libertad a
vivir en un medio ambiente saludable, la cual me parece un derecho
fundamental que a much@s han arrebatado.
No es sólo el
presunto delito fiscal del que se les acusa, no es sólo el
presuntamente robar dinero a la hacienda pública con el
consentimiento de gobiernos locales, no es sólo el control caciquil
que han ejercido sobre sus dominios, lo principal es que el señor
cacique ha dejado una herida mortal en La Murada por la que sangrarán
numerosas generaciones.
Por allá por la
década del 2000, solía decirse que si querías trabajar debías
hablar con el señor cacique o con sus hijos. Ellos daban trabajo,
ellos eran los poderosos a los que adorar. Cual mafia, esos trabajos
no eran del todo legales, y no estaban exentos de favores, antes o
después se cobraba el favor que te había hecho. Conozco al menos a
dos personas que han trabajado en “Pudreambiente” y terminaron
renunciando, según el testimonio de uno de ellos:
“Lanzaban piedras
contra mi cochera, más de una vez vi al mismo coche en el colegio en
el que recogía a mis hijos”
A partir de ese
momento muchos “Gestores de Residuos” se cuidaron de dar trabajo
a los vecinos del pueblo que padecía su negligencia. Cuando ves que
tu trabajo puede afectar a la salud de tus hijos te replanteas qué
puede ser más importante. Así pudo pasar en La Murada, donde una
negligente empresa acabó con su patrimonio natural y agrícola, y
hasta con el aire que respiraban.
Al principio se vendió
como puestos de trabajo, como una oportunidad, quien iba a dudar de
una empresa que predicaba limpieza. A los agricultores que apenas
sacaban nada con sus cosechas, se les presentaba la oportunidad de
enterrar “Compost” en sus huertos. Al comienzo, quizás todo el
pueblo parecía augurar un futuro prospero a causa de los vertidos,
pero la mierda fue saliendo literalmente y a fecha de hoy avanza
imparable contaminando tierras y acuíferos.
Otros se opusieron
desde el comienzo y aún siguen haciéndolo con todas sus fuerzas,
una batalla dura y en inferioridad de condiciones (“€”) que aún
mantienen viva a fecha de hoy.
Por otro lado, es
conocida la trayectoria de uno de aquellos lideres que enarbolaron la
bandera de la lucha vecinal, para terminar pasándose a las filas del
cacique, llegando incluso a ocupar una concejalía para desde ahí
poder prestar sus servicios al “señor de las basuras”, estando
imputado también en esta causa por presuntos delitos fiscales.
En algunos círculos
era peligroso incluso mencionar al cacique. La gente de verdad tenía
miedo, quizás aún esperaban en plena crisis que el padrino les
diese parte del pastel. Puedo asegurar que muchos se asustaban al oír
su nombre, yo era tan joven que no comprendía por qué. La justicia
trata de demostrar en estos momentos, el como el dinero que se movía
desde la ilegalidad y la falta de ética, atentando incluso contra
los derechos humanos, contando por supuesto con la mercenaria
colaboración de los políticos.
Sin duda el cacique
era un titiritero, un hombre que se enriqueció sabiendo mover hilos
y comprar voluntades, los maletines corrieron durante años por la
comarca más meridional de la comunidad valenciana. Quizás, si la
justicia es capaz de realizar su tarea, sepamos algún día los
pormenores de lo ocurrido en este grave y tan vergonzoso asunto que
durante tantos años ha sido el gran secreto a voces en nuestra
comarca.
Estaba claro, el
cacique no podía moverse sin permiso de los poderosos, los mismos
que allá por el 2002 crearon el actual plan zonal que ha terminado
llevándonos a la actual problemática de las dos adjudicaciones que
han traído de cabeza a las poblaciones de Torremendo, Albatera,
Granja y Cox.
Por desgracia la
cicatriz en La Murada se ve y se verá en su paisaje en el
transcurrir de los años. Es perfectamente comprensible que muchos de
sus vecinos no perdonen que se haya condenado el futuro de su pueblo,
pues siendo sinceros el IDH va cayendo progresivamente. Durante años
los camiones llegaron desde numerosas capitales españolas y
extranjeras, material biológico, volátiles y un largo etc altamente
peligroso… No podemos olvidar y no debemos permitir que Albatera y
sus localidades vecinas sufran la misma suerte con este nuevo
proyecto.
www.facebook.com/ElHormigueroDeLuisaPastor
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