Granja de Rocamora,
ese pueblo pequeño partido en dos por una carretera con semáforos
descontrolados, orgulloso y flamante en sus costumbres. Un pueblo
gobernado por el partido popular, a su cabeza José Rocamora Ruiz. Un
hombre del pueblo, un hombre de política, alcalde desde que se cayó
la dictadura, él único alcalde de Granja desde que se creó la
democracia. En todo este tiempo (todo un record) este señor que
juega al despiste no es el ciudadano ajeno al mundillo que lo hace
desconociendo los entresijos de la política, que nadie se engañe,
un político con más de treinta años de poder no es un aficionado.
Hace
un año un vecino de su pueblo le puso un micrófono delante y le
hizo una pregunta clara, el carraspeo del alcalde fue al menos más
sincero que el “NO” rotundo de su colega de Cox. Ambos deben ser
amigos, pues ambos pueblos están viviendo un romance entre
costumbres y necesidades. Juntos decidieron no acudir a la famosa
reunión del consorcio, condenando a sus pueblos a luchar en una
guerra de la que ya nadie quiere tomar partido. Lo último que supe
de él en esta materia fue que llamó “energúmenos” a aquellos
que dejaron bolsas de basura frente a su domicilio, incluso
planteándose denunciar tan deshonroso delito. Al parecer que claven
una pila de basura a 500 metros de su domicilio merece menos lucha
que cuando lo hacen en su fachada.
Si somos técnicos
diremos que la basura estará en termino de Cox, si somos éticos
diremos que serán los vecinos de Granja los que padecerán las
peores consecuencias. Después de 36 años el pueblo necesita a su
alcalde más que nunca, pero el tiempo es la peor enfermedad a la que
se puede enfrentar un movimiento ciudadano. No sabemos nada de José
Rocamora, aunque sí estoy seguro que otro año más moverá las
banderas orgullo de su pequeño pueblo.
Centrándonos en
Granja de Rocamora, diremos que el pueblo ha experimentado un cambio
brutal en diez años. Ahora existen dos granjas, la vieja y la nueva.
La vieja arraigada a sus costumbres, la nueva con calles
triangulares, alcantarillado deficiente, gigantescos solares con
obras fantasmas, cacas de perro en zonas infantiles…
La joya de la corona
es su auditorio, un Ferrari aparcado en una cuadra. ¿Os acordáis
cuando se hizo una charla y tuvimos que ver las diapositivas de
Vertivega del revés sobre una pared? No funciona el sonido, no se
cuida la limpieza, el proyector lleva más de un año sin arreglar,
sólo se usa en navidad, y cuando lo hace todos conocemos los
resultados.
Los tiempos han
cambiado, y el pueblo se ha vuelto más exigente, ¿dónde está su
alcalde?
www.facebook.com/ElHormigueroDeLuisaPastor
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