Duras
y desconcertantes son las noticias que ha recibido el municipio de
Albatera la última semana, pues el proyecto de la UTE reclama su
lugar por la vía administrativa, revisando si cabe hasta el último
hueco.
Nos encontramos en
plena temporada de la breva, una de las señas de identidad del
municipio y su principal distintivo agrícola. El que conozca la ruta
de la sal sabrá lo cercanos que están estos cultivos del lugar
elegido para el Macrovertedero. Imaginaos la ruina que supondría a
corto plazo dicha construcción, no hablo a medio ni a largo (esos si
los notaremos todos por decenios), hablo a corto plazo. Con el
proyecto de Macrovertedero aprobado, el gobierno de turno incluso se
marcó la frivolidad de plantear una Denominación de Origen para los
mismos frutos que recibirían los lixiviados. Esperemos que la Breva
albaterense siga siendo uno de los símbolos del pueblo de manera
positiva, sin duda no necesita ninguna DO para ser reconocida.

Lo que más nos
preocupa de todo (a corto plazo) no es perder dos patrimonios del
municipio, sino la pasividad de las autoridades ante este descalabro.
He de reconocer que al menos el ayuntamiento se está moviendo más
que otros, oponiéndose a sus camaradas en temas que otros alcaldes
ni si quiera se atreven a mencionar. Los vecinos de Cox y Granja
tuvieron que salir con sus coches a lanzar cuñas porque los
ayuntamientos no les daban financiación, pero en época de
elecciones ha faltado tiempo para colocar pancartas y dar vueltas con
un pesado y repetitivo slogan.

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