En nuestro blog, somos
críticos, pero para ser crítico primero tienes que aprender a
criticarte a uno mismo. Soy un ciudadano más, que podría haber
hecho más, que puede sin duda hacer más, que por suerte o desgracia
no tiene tiempo de hacer más.
Dentro de nuestros
pueblos hay ciudadanos que sí se han organizado, seguramente los que
más han trabajado por esta causa. Hace un año eran enormes los
apoyos que recibían, incluso los pueblos se unían en
multitudinarias manifestaciones. He consultado a varias personas que
lucharon a mi lado, que trazaron planes para abordar el problema de
la basura que tan presente tenemos cada día. Tratamos de averiguar
por qué los movimientos han perdido fuerza, y estas son las
conclusiones que hemos sacado.
Políticos ocupando
el lugar de ciudadanos
Cada pueblo tiene sus
nombres, y todos sus habitantes los conocen. Las plataformas que
empezaron como una iniciativa ciudadana se han visto invadidas por
aspirantes a políticos, en la mayoría de los casos con dudosa
reputación.
Hay que distinguir la
Plataforma de la política, pero a estas alturas ya ninguno se
molesta en disimular, en algunos casos posando como abanderados de su
partido con símbolos de las plataformas. Mucha gente que colaboraba
se ha desvirtuado por estos agentes, algunos silenciados y
maltratados por alguno de estos políticos. Uno puede ser político,
pero hay que aprender a separar ambas cosas. Te puedes dedicar a la
lucha desde tu partido, pero nunca desde la plataforma te puedes
dedicar a hacer política. Algunos de los integrantes de las
plataformas recibirán proposiciones, pero al menos si deciden
aceptarlas eran simples ciudadanos cuando luchaban, no políticos que
se han presentado ya por más de un signo.
La opinión popular no
es ciega, y saben que estas personas están ahí. Odian que se las
tome por tontas diciendo que no hay politización.
Alienación con el
poder
Es cierto, el partido
en el poder ha conseguido mediante promesas que se relaje gran parte
de la ciudadanía y también las plataformas. En Cox por ej nada más
llegar las fiestas fueron retirados la mayoría de cubre balcones y
tan solo con un poco de presión se eliminaron todas las bolsas de
basura simbólicas repartidas por el mobiliario.
Al pueblo parece que
se le ha olvidado el problema, o en cierto modo se sienten tranquilos
por unas promesas que vienen precedidas de grandes mentiras. Activar
a estos pueblos fue muy complicado, conseguir el mismo nivel de
confianza, ya parece imposible.
La historia del poder
demuestra que es más fácil confiar en la fe que asimilar la siempre
cambiante realidad. Llama la atención como la gente de estos pueblos
cree los mensajes contradictorios de sus gobiernos, como un día se
“pone” y al otro “no se pone”.
El efecto moda
Hablaba Giovanni
Sartori del efecto moda. Nada más que una idea que impacta en el
individuo y que abandona su mente cuando pierde el carácter de
excitación y novedad.
Los detractores de
Sartori decían que no podía ser así, que los valores del ser
humano no se pueden basar en simples tendencias de quita y pon, pero
el italiano se defendió diciendo que esto ocurría en sociedades
donde el consumo y lo eventual era el epicentro de la vida.
Este triste pensar que
la lucha fue solo una moda, es triste pensar que una vez pasado el
efecto potencial mucha gente se ha relajado. Lo cierto es que el
problema existe, y está presente cada vez que miramos hacia Abanilla
o cada vez que paseamos por la Rambla Salada. ¿Estamos listos los
ciudadanos para seguir luchando?
www.facebook.com/ElHormigueroDeLuisaPastor
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