Todo el mundo sabe la
respuesta, es obvia: Los lixiviados se los ha tragado la tierra. Es
cierto, pero no la misma tierra donde reposaban, sino que han sido
esparcidos con nocturnidad y alevosía por el macabro recinto de
“Pudreambiente”. Lamentablemente ese vertedero (aunque algunos
digan que no existe) también está en nuestro territorio, tarde o
temprano respiraremos sus lixiviados nebulizados en el aire que
respiramos, quizás terminen saliendo por los grifos de nuestras
casas a través de los acuíferos y rieguen la agricultura que nos
alimenta.
Esta era la idea hace
diez años de lo que era el progreso y desarrollo, trabajo para un
pueblo, compost para los agricultores, pero en realidad, una tierra
condenada.
Hoy día, los vecinos
ya no son los clásicos votantes que no se hacen preguntas y obedecen
“al señor”, “el señor” que ya no da trabajo, sino que
reparte sobres entre políticos a la vez que perjudica entre otras
cosas la economía de la zona. ¿Quién va a querer melocotones o
naranjas que lindan con el vertedero? ¿A qué precio se venderán?
Lógicamente, como
afirma Monserrate Guillén, “los lixiviados no suben desde los
huertos”, es decir que bajan. Justo cuando la CV se ha visto
obligada después de que los ciudadanos hayan tenido que implorar a
Bruselas que investigara esta catástrofe, todo parece volatilizarse.
La máquina que de
buena mañana reparte los caldos tóxicos por las llanuras del
complejo ha hecho horas extras estos días. Me pregunto qué sentirá
esa persona, que pensará mientras realiza ese trabajo. No la culpo,
pero tampoco la envidio. Llegar a casa sabiendo que estas destrozando
el medioambiente y tu propia salud por un mísero sueldo debe ser
desolador, no en vano aparecían los mismos trabajadores en un
informe que computabiliza los casos de cáncer en la zona, como los
más afectados.
Ahora que empezaba la
investigación, era hora de verificar pruebas, de reunir todos los
documentos que han compilado los vecinos y sacar conclusiones. Esas
pruebas se tenían que verificar en el campo (vertedero), pero ahora
han desaparecido, seguramente muchas también en el incendio
espontáneo acontecido en una de las naves del complejo. No se trata
de un truco de magia de Juan Tamariz, aunque también es un juego de
pillos. Para nada es un truco barato, ya que en realidad nos está
costando muy caro.
Lo que está claro es
que las pruebas están documentadas, por más que intenten
esconderlas, quemarlas o evaporarlas. En pocas semanas habrá brotado
de nuevo aquí nuestro enfermizo río de lixiviados, ya que es
imposible que no sigan brotando de los vasos mal sellados, al final
todo vuelve a su origen, pues en una ladera el líquido solo tiene un
camino posible.
Invito a quien esté
interesado, a participar en el reportaje de la revista Interviu
realizará mañana sábado 17 de Mayo en la zonas afectadas presente
y futuramente, para que España sepa todo lo que está ocurriendo
aquí. Al parecer los únicos que parecen no saberlo son los que han
mirado a otro lado durante todos estos años, quien sabe si a golpe
de sobre. Todos sabemos quiénes son los responsables, pero
lamentablemente muchos siguen con altos cargos viviendo una
inmerecida vida llena de privilegios.
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