lunes, 17 de febrero de 2014

LA FALACIA DE LO APOLÍTICO



Se habla mucho sobre el tema de la situación de algunas de las plataformas que luchan por preservar sus pueblos de esta peligrosa plaga. Se oye por cualquier rincón que ciertas personas pueden tener intereses políticos al unirse a estas organizaciones. “No todo es verdad, ni todo es mentira” ese es el dogma de la política.
Nosotros nos tenemos que creer lo que los gobiernos locales nos cuentan, y todo son verdades a medias. “No hay licencias” “No vamos a perder la vía judicial” Declaraciones de este tipo tienen en el ciudadano activo que provocar una inquietud. ¿Qué pasaría si el tema judicial fallara? La justicia en España no siempre es justa para todos. ¿Qué pasaría si esos terrenos son expropiados por alguna nueva ley votada por el interés? Seguro que ya que esas parcelas se mueven no será gratis. ¿Debemos creer lo que nos dicen o reflexionar sobre ello?
En las plataformas se une gente que también es política, ya que es una cuestión natural. Cuando uno entra en la política debería de ser para cambiar la sociedad, y es normal que cuando el entorno que ves corrupto cambia a peor, pases a la acción. Ser político o militante requiere responsabilidades, y mientras estén dispuestos a ayudar, ningún mal hacen. En el otro lado están los que no hacen nada, se enrocan en su postura o simplemente pasan del tema, prefiriendo pronunciarse con la boca pequeña. No voy a votar a un partido por su implicación, pero el que esté trabajando a mi lado merece mi respeto, mejor actividad que silencio.
Cualquier ámbito de nuestra vida se termina politizando. Se crean unas normas, se crea una jerarquía con su deontología. La cuestión es que en nuestros pueblos hace falta manos y voces, y estas personas se han ofrecido. Más adelante veremos de qué lado están, pero no se puede rechazar a aquel dispuesto a ayudar.
En el lado opuesto está el que pretende hacer carrera de una desgracia así. El político implicado debe trabajar desde la segunda fila, pero nunca siendo la cara visible de un movimiento que nos representa a todos. Con esto animo que los representantes políticos se acerquen a Cox- Granja, Albatera, La Murada para interesarse por la situación de estos pueblos. Muchos ya lo han hecho, era su deber, no deben presumir por ello. Otros ni siquiera miran a las personas que están sacrificando su tiempo en esta lucha, esos son los peligrosos, esos son los que deben preocupar al ciudadano, los especuladores. Líbreme dios de los mansos, pues a los bravos ya los puedo ver venir.

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